lunes, 13 de marzo de 2023

Recuerdo de mi paso por la Facultad de Económicas en Somosaguas. De Tamames.


Durante mis estudios de Económicas en la Facultad de Somosaguas y en la Feria del Libro de aquel año Junio 1975 tuve la ocasión de conocer a Ramón Tamames cambié impresiones con él acerca de sus libros y la situación en aquellos momentos. Cariñosamente me dedico uno de los libros y me deseo suerte para terminar la carrera que felizmente así fue.

En estos momentos de actualidad en que Ramón Tamames liderará la moción de censura en el Congreso de diputados los próximos días 21 y 22 de marzo aprovecho la ocasión para compartir el artículo “De Tamames” publicado en el saltodisrio.com por mi amigo PEDRO COSTA MORATA ya que después de leerlo coincido y reconozco su honestidad, integridad y solidez de todo lo que cuenta acerca del personaje.


Pedro Costa Morata 

12 MAR 2023 07:46 

De Tamames 

Podríamos zanjar la reaparición de Ramón Tamames del brazo de la ultraderecha fascistoide española con aquello de que “el fugitivo de su clase acaba por volver a ella”. Pero no; a Tamames hay que tratarlo con el cuidado que merece su persona, con la atención política debida y con el análisis ideológico del caso. 


Leopoldo Calvo Sotelo saluda al por entonces diputado Ramón Tamames en el Congreso de los Diputados. 12 de mayo de 1981. 

podríamos zanjar la reaparición de Ramón Tamames del brazo de la ultraderecha fascistoide española con aquello de que “el fugitivo de su clase acaba por volver a ella”, o esta, más pedestre, de que “la edad lima el izquierdismo hasta convertirlo en conservadurismo creciente”. Pero, no: a Tamames hay que tratarlo con el cuidado que merece su persona, con la atención política debida y con el análisis ideológico del caso, que es seguramente lo más interesante. Y 

dejar de lado el caso que ha acabado recordándonos, de esos jóvenes burgueses, cultos e idealistas que, asqueados de la dictadura cutre y su estética atroz, abrazaron el comunismo como respuesta redentora de sí mismos. 

A Tamames hay que tratarlo con el cuidado que merece su persona, con la atención política debida y con el análisis ideológico del caso, que es seguramente lo más interesante 

En Tamames tenemos a un tipo de cualidades singulares, no solo científico- económicas, sino también políticas y, en mi opinión, también humanas. Lo de menos, en este trance que ha decidido vivir protagonizando la moción de censura que el partido ultra Vox presenta, son sus debilidades, como todo el mundo. Y como había quedado arrumbado por la historia, cualquier información que alumbre e ilustre al personaje creo que resulta oportuna, sobre todo si queremos que las generaciones jóvenes tengan idea de quienes han sido parte activa de la historia reciente de España. 

Antes de conocerlo personalmente, yo disponía de su extraordinaria Estructura Económica de España, aparecida en 1960 (y que va por su 26a edición, la de 2022) y que, como estudiante de Políticas, había devorado. Nos encontramos cuando ambos andábamos presentando nuestros libros por Aragón en el verano de 1976: él, creo recordar que Historia de Elío, contando su experiencia reciente en la cárcel franquista, y yo Nuclearizar España, resumiendo las primeras luchas antinucleares en el país. Hemos tenido siempre buena química, así que colaboré con él en algunos de los numerosos proyectos de consultoría que le encargaban. Como los Anuarios, de Planeta o, mucho más importante, el magno estudio sobre Contaminación en las ciudades que su departamento en Económicas, conjuntamente con el del inolvidable Fernando González Bernáldez, en Ecología, ambos de la Universidad Autónoma de Madrid, desarrollamos en 1979-1981. Ramón nos vinculó a Mario Gaviria y a mí, como ecologistas ya curtidos, en esa tarea. En esos años, por cierto, Gaviria y yo escuchamos desde las tribunas del Congreso de los Diputados la (probablemente) única vez que nuestros nombres sonaron en tan majestuoso espacio, cuando el diputado Tamames criticaba el Plan Energético de UCD y pedía a los expertos del Ministerio de Industria que “consultaran a Mario Gaviria y Pedro Costa”... 

Nos encontramos cuando ambos andábamos presentando nuestros libros por Aragón en el verano de 1976: él, creo recordar que Historia de Elío, contando su experiencia reciente en la cárcel franquista, y yo Nuclearizar España, resumiendo las primeras luchas antinucleares en el país 

De aquel estudio -al que aporté, por cierto, mi primer análisis sobre las radiaciones no ionizantes (es decir, electromagnéticas), como descanso del empacho que había acumulado con las ionizantes (o sea, las nucleares)- recuerdo la buena amistad que hice con estupendos profesores del departamento de Ramón, como Donato F. Navarrete, Rafael Esteve, Félix Lobo, Santos Ruesga... Y también recuerdo que, ya en confianza, cuando preguntaba a alguno de estos profesores si era verdad que el propio Tamames escribía los (numerosos) libros que cada año aparecían con su nombre, así me lo confirmaban, haciéndome saber que Ramón era un gran madrugador y que a las 5 de la mañana ya estaba trabajando en casa. 

También era un experto montañero, de sensibilidad ecologista demostrada. Fue estupenda la acampada que organizó, con un centenar de seguidores, en las Paredes Negras de Gredos, hacia 1980, como protesta por los planes de urbanización de la montaña que se atrevían con ese mágico mundo. Él me invitaba a actos y proyectos y yo le correspondía, aunque en mucha menor medida, claro, hasta poder hacerlo en varias ocasiones cuando dirigía las actividades culturales de mi Escuela de Telecomunicación. Recuerdo una sesión en la Fundación Díaz Caneja, de Palencia, sobre medio ambiente, que me dio ocasión ya de ver cómo Ramón se dejaba querer por la élite castellano- leonesa del PP. Sensación corroborada cuando, preparando un trabajo sobre los regantes de los Llanos de Carchuna, en la costa granadina, comprobé su implicación en el mundo económico del PP. O cuando, más recientemente, me invitó al Instituto de España (entidad de eminentes carcamales procedentes de las diez Reales Academias del país), a debatir sobre energía nuclear en presencia de la reina Sofía (que me demostró gran interés e incluso conocimiento sobre ese tema). 

Recuerdo una sesión en la Fundación Díaz Caneja, de Palencia, sobre medio ambiente, que me dio ocasión ya de ver cómo Ramón se dejaba querer por la élite castellano- leonesa del PP 

Pero al conocer su revival, tan vistoso, pretencioso y como de asunto pendiente, he recordado que, en aquellos años de la transición, en la que creíamos que cabían todas las posibilidades en la sucesión política de la dictadura, y hablándose mucho de la república, corrían “tres candidatos”, en los cenáculos alterados del periodismo politizado: una era la de Tierno Galván, con su toque azañista y su inmenso ego sublunar; otra, la de García Trevijano, famoso constitucionalista aunque ideológicamente inclasificable; y la de Tamames, brillante estrella del PCE, al que le adornaban méritos antifranquistas como para merecer la banda de presidente presidencialista, con su culturón universalista y su tirón antifranquista. 

De resultas de las primeras elecciones municipales de 1979, desde el Ayuntamiento de Madrid, que ganaron socialistas y comunistas, se convirtió en activísimo número 2, con Tierno Galván de (vistoso, literario y algo decimonónico) alcalde, emprendiéndola, con su capacidad e inteligencia, contra la caspa acumulada en la capital durante 40 años. 

Pero —como se preveía— el gran Ramón pronto acabó dándose de cabeza con el muro carrillista, con grave pérdida de su pundonor, e iniciando un periplo degradante que todos sus conocidos considerábamos impropio, inoportuno y algo más que un punto indecente, por lo que lo mismo ha venido guardando en su corazón una especie de revancha hacia aquellos años singulares y aquellas turbulencias que dieron en su ninguneo (cosa que consideraría que ni él ni España merecían), dándonos el espectáculo, tras un reintento de coalición con la nueva Izquierda Unida, de acudir a las filas, y los brazos, del vituperado Suárez, antesala del inevitable -ya puestos- deslizamiento hacia los inconfesables dominios del PP. 

Pero -como se preveía- el gran Ramón pronto acabó dándose de cabeza con el muro carrillista, con grave pérdida de su pundonor, e iniciando un periplo degradante que todos sus conocidos considerábamos impropio, inoportuno y algo más que un punto indecente 

He aquí, pues, a una estrella que no llegó a brillar como ella misma esperaba o pretendía, dejando siempre pendiente su regreso como -según dicen los hechos- una obsesión irreprimible, que se salta principios políticos a los que cualquier intelectual curtido en la historia de España no debe renunciar, y mucho menos si es por soberbia. Pero este es un soberbio con cualidades, y eso hay que tenerlo en cuenta y puede respaldar cierta legitimidad en un exhibicionismo político que en la historia reciente de España no tiene precedentes (y que, por eso mismo, puede que mueva a nuestro catedrático a la búsqueda de los años perdidos). El Gobierno de Pedro Sánchez hará bien en prestar la atención debida a la presencia, las palabras y el conocimiento amplio, no sólo económico, que de España tiene Ramón Tamames, y hacer caso omiso de las (indeseables) compañías que ha acabado frecuentando y que pretenden utilizarlo. 

Para quedar en la historia con la impronta final que Tamames debiera desear, su regreso a la tribuna del Congreso habrá de ser notable, puede que excepcional, sin que haya de asimilarse en todo a las posiciones de Vox. Él sabe muy bien el alto riesgo que corre de que su lugar definitivo en la historia resulte más innecesario que ejemplar. 


domingo, 12 de marzo de 2023

En Tegueste



Casa en la pradera


   Tres palmeras altivas recrean el Parque de Tamarco


Cactus bonito nace en la tierra.

viernes, 3 de marzo de 2023

Poeta en Madrid


 "La elegancia espiritual".

Tras aludir a la playa de Taganana, en el norte de Tenerife de la foto de Chema de las 16.42 h., un lugar donde nació, de alguna manera, "Poeta en Madrid", María José me preguntó por la espiritualidad del lenguaje de la novela, Almudena por su estructura, a la que también aludieron Francisca, Juan y Mirta, Concepción al uso de la "moda" que tanto se citaba en esta historia, Cristina a la contemporaneidad del lenguaje, Peter a la reseña que escribió en su día, Mariwan a la carta que escribió para mí y la tertulia y nos leyó Susana, Chema al poema dedicado a mi novela, y, entre los diferentes comentarios y cánticos relativos al "cumpleaños feliz", llegamos a las palabras de Javier. Quiso dar las gracias a la tertulia. Después de 30 años en la tertulia /seminario de todos los miércoles en su Facultad, el hecho de encontrar nuestra tertulia supuso enfrentarse a la libertad y a la posmodernidad. Y aseguró que le fascinaba mi elegancia al escribir, pues nunca caía en la grosería y la descalificación. Dijo más cosas bonitas sobre mí, pero me las callo. Hoy yo brindo por Javier en el día de su cumpleaños, por su bonhomía, por su probidad y alegría. Y hasta por Mallarmé, poeta al que tanto quiere. La tertulia no sería la misma sin Javier.
Mi novela ha buscado meterse en la mente del artista en el instante de la creación, de aquella sensación verdadera de la que nos habló Peter Handke, del instante supremo en que Beethoven escribió esto y a mí me permitió decir, con 11 o 12 años, lo he encontrado y algún día lo contaré en una novela:
Justo Sotelo


Fue un momento muy adecuado para dar las gracias a los amigos de la tertulia por todo lo que se disfruta con sus aportaciones y lo que se aprende con ellas.Así que también quise participar con un breve poema dedicado a Justo Sotelo en su cumpleaños.
El poema dice así:
El sol ya se perdía por el horizonte cuando en el Faro de Teno—un lugar mágico y misterioso de la isla de Tenerife—apareció el ”Poeta en Madrid”. 
Una décima atrevida quiso darle la bienvenida.
Poeta en Madrid
Una obra creativa
con ópera, poesía
arte, cine y fantasía
cuya lectura motiva.
Poética narrativa
que Justo Sotelo escribió
su repertorio mezcló 
con verosímil cordura
sin olvidar la aventura
en la que el bufón nos metió.
Chema Menéndez