LA ACUARELA AMANECIÓ
Eran los años setenta cuando en las noches de Madrid sonaban por los mesones canciones de la tuna compostelana. Había una de ellas que se cantaba con frecuencia empezaba por la noche y aparecía al día siguiente igual que la acuarela que reproduce la ocasión.
La tonada decía algo así como " Las calles están mojadas y parece que llovió son lágrimas de una niña por el amor que perdió",
Menos mal que existe la acuarela,
que con sus trazos de luces
amanecen un Madrid de noches locas,
detalles que dibujan el camino
donde habitan los sueños que ya vienen,
deambulantes taciturnos,
de quienes llegan a sus casas
recordando si llevan las llaves
en sus bolsillos o sus bolsos,
justo cuando un primer rayo de sol,
despiadado, taladra y anticipa la culpa...
Toda noche amanece
con los trazos de acuarela
de la mano de Chema Menéndez
Claudio Andrada Félix muchas gracias la atención y amabilidad de tus palabras abren todas las puertas sin esperar a los serenos.
Y tu sabes que lo veo cada día.
Susan Fauer la amistad contigo y mi acuarela en tus manos justifica el poético y cariñoso comentario de mi amigo Claudio. Fuerte abrazo para ti y para Stefan. Que la acuarela en vuestro salón de Chicago siga recordando aquellos años de feliz juventud.
