domingo, 12 de junio de 2016

LOCOMOTORA DE VAPOR QUE YA NO VAS A VOLVER


Locomotora de vapor que ya no vas a volver dónde estará el maquinista y aquel que echaba el carbón y llamaban fogonero.
La locomotora de vapor forma parte de mi vida, de mi infancia.
Nací enfrente de una estación la de Atocha en Madrid mi padre trabajaba en los trenes y además teníamos un vecino que era maquinista. El fue el primero que me explicó lo del fogonero.
Me gustaba mucho ir a la estación a esperar a mi padre que trabajaba de camarero en los coches cama y así de paso contemplar aquella enorme máquina cuando llegaba al andén echando humo que a mi me parecía un monstruo que en lugar de gritar pitaba con un ruido ensordecedor era algo misterioso de dónde salía el humo me preguntaba yo ¿es que dentro había una cocina?.
El padre de mi vecina era un hombre encantador que escribía y dibujaba muy bien y además era maquinista. A mi me gustaba estar en su casa cuando iba a salir de viaje porque se ponía el mono de trabajo que yo le llamaba el uniforme y su mujer le preparaba la comida en una pequeña cesta de mimbre.
Me llamaba mucho la atención cuando me contaba que su compañero de viaje era el fogonero que además de ayudarle echaba carbón a la caldera mientras él conducía también me decía que al arder el carbón se generaba una presión en la caldera que era lo que hacía andar a la máquina.
El problema a veces se daba en las cuestas arriba que si no podía por el peso de los vagones la máquina se desenganchaba de ellos para ir solos unos cuantos metros y con el viento avivar el fuego para que la caldera cogiera la presión suficiente entonces volvían atrás para engancharse de nuevo a los vagones y terminar de subir la cuesta.
Esto es lo que explicaba lo que pasaba en los veranos cuando iba con mi madre de vacaciones a Asturias desde la estación del Norte también llamada Principe Pío en el trayecto muchas veces a la subida a los puertos asturianos nos parábamos durante un tiempo interminable sin saber el porque hasta que tuve la suerte de que un día me lo explicó mi vecino.

Este relato es para mi muy entrañable por el recuerdo que me trae de las vivencias de aquellos años cincuenta. De mi infancia la vida en la calle y los juegos de las chapas los cromos y el tacón y de mi adolescencia las muestras de solidaridad que mostrábamos entre todos con esos baldes de zinc que para el aseo rutinario compartíamos entre la vecindad.   

1 comentario:

  1. Muy bonita tu explicacion ,ahora se porque se paraba el tren .Que tiempos aquellos!!!

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