jueves, 18 de agosto de 2016

LA FLOR QUE NO SE MARCHITA


A mi hijo Yván.
Esta flor que un día sembré.
Sin darnos cuenta creció.
Una mañana de Julio con entereza dejó.
La porfía de su hacer la bondad de su querer.
Es el aura que quedó.
Grabado en el corazón.
Porque sola quiso estar.
Nunca se marchitará.
Con ella el camino de nuevo emprenderemos.
La paz el amor y  el cariño.
Siempre nos acompañarán.



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