Aquella locomotora de vapor que llenaba de estupor mis vivencias en la infancia al lado del barrio donde nací.
Aquellas luces y sombras que según pasaban las horas al levantar la cabeza veía en aquel reloj.
Aquel día que decidí marchar a tierras canarias y donde pasado los años con sentimiento pinté el jardín de la Estación.
Incorporé las velas encendidas en homenaje a los que perdieron la vida en el trágico atentado del 11 de marzo.
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