jueves, 19 de diciembre de 2024

Las tertulias literarias de Justo Sotelo y sus amigos


 La Literatura es una creación humana que no solamente nos abre caminos hacia el conocimiento y la libertad sino que además nos acerca a lugares y espacios privilegiados en los que puedes encontrarte con  "Las tertulias literarias de Justo Sotelo y sus amigos" y poder disfrutar de un ambiente coloquial. 

Muchas gracias amigos por estar entre vosotros y poder compartir en mi post de F.B. la última tertulia del año. 

Feliz Navidad y Año Nuevo.


JUSTO SOTELO

"Donde nacen la Literatura y la Libertad".

En la última tertulia de este año en Casa Manolo, ayer por la tarde me llevé a mis amigos a pasear por la historia de la humanidad, la que escribieron Hesíodo y Ovidio, con el objeto de justificar la base mitológica de "El anillo del nibelungo" de Wagner. Luego hablaron los tertulianos Isabel, Javier, Cristina, Miguel Ángel, M Carmen y todos los demás. Terminamos comiendo bombones que nos trajo Miguel Ángel y cantando dos villancicos escritos para la tertulia por este y por Concha

Según la mitología griega, la humanidad pasó por varias "Edades". Hesíodo habló de cinco en el siglo VIII a.C. y Ovidio de cuatro en el I a.C. En la Edad de Oro el dios que gobernaba a los dioses y hombres era Cronos, desde la armonía. Había abundancia de alimentos de la naturaleza y los humanos no necesitaban trabajar, y pudieron vivir hasta una edad muy avanzada y morir en paz. Desde la Edad de Plata hasta la época de Hesíodo, se creía que Zeus era el dios de los dioses y gobernante del universo (la primera foto que he puesto es del cuadro de Lucas Cranach el Viejo). Los hombres vivían como niños durante cien años, sostenidos por sus madres, mientras que como adultos vivían por un tiempo muy corto ya que se enfrentaban entre sí. No pagaban tributos a los dioses, por lo que Zeus los mató a todos. En la Edad del Bronce los hombres eran duros y guerreros. Utilizaban bronce para crear sus armas y viviendas y, finalmente, se destruyeron entre sí con guerras. El final de la era estuvo marcado por el diluvio de Deucalión. La Edad Heroica supuso una mejora de la anterior. Esta era la época en la que vivieron héroes y semidioses, luchadores cuyas hazañas serían cantadas en los siglos venideros. Por último, Hesíodo creía que él y sus contemporáneos estaban en la Edad del Hierro, una época de desolación, destrucción y dolor. Los humanos luchaban entre sí y únicamente se preocupaban por sí mismos. Por falta de vergüenza e indignación, la humanidad se destruiría a sí misma y los dioses la abandonarían. Según Ovidio, solo existieron cuatro edades y dejó fuera la de los Héroes. Durante la Edad de Oro, los hombres no podían viajar muy lejos y no podían explorar el mundo entero. Durante la Edad de Plata, Júpiter (el equivalente romano de Zeus) ofreció a los hombres el cambio de estaciones, así como el arte de la agricultura. Para Ovidio, la Edad del Bronce también estuvo marcada por la guerra, mientras que en la Edad del Hierro los hombres no solo eran belicosos, sino también impíos y desleales.

Tras improvisar estas explicaciones a mis amigos, les leí en el móvil estas frases:

"Porque hay nuevos gobernantes en el cielo, y Zeus gobierna con costumbres ilegales; lo que antes era poderoso, ahora lo destruye". (Estribillo de "Oceánidas", de Esquilo, Prometeo Bound 150).

"Sócrates: Bueno, creo que él [Hesíodo] quiere decir que la raza dorada no estaba hecha de oro, sino que era buena y hermosa. Y considero una prueba de esto que dice además que somos la raza de hierro". (Platón, "Crátilo", 398a).

"...fugit irreparabile tempus..." (Virgilio, "Geórgicas", 3.284).

"¡Oh Tiempo, gran devorador, y tú, Edad envidiosa, juntos destruís todas las cosas; y, royendo lentamente con los dientes, finalmente consumis todas las cosas en una muerte prolongada!" (Ovidio, "Metamorfosis" 15.234).

Don Quijote: "Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío." (Miguel de Cervantes, "Don Quijote", Parte I, Capítulo XI).

"La gran era del mundo comienza de nuevo,

Vuelven los años dorados,

La tierra se renueva como una serpiente

Sus malas hierbas de invierno gastadas:

El cielo sonríe y las religiones y los imperios brillan

Como restos de un sueño que se disuelve." (Shelley, "Hellas").

"... Más que maquinaria, necesitamos humanidad, más que inteligencia, necesitamos bondad y gentileza. Sin estas cualidades, la vida será violenta y todo estará perdido..." (El barbero en "El gran dictador" de Chaplin, 1940).

El final de este post solo puede ser este, que además acaba con música de Wagner:

https://www.youtube.com/watch?v=he26DAbk3Sw

viernes, 6 de diciembre de 2024

Visita a Fuerteventura






Un cumpleaños feliz para Françoise en la tierra majorera. Lugar histórico de playas paradisíacas con zonas volcánicas y montañas peladas otras de cultivo a lo largo y a lo ancho de parajes desérticas con camellos que se fueron asustados por el turismo feroz.
Isla de Fuerteventura profunda huella dejaste a Unamuno en su corazón.















Visita a la Casa Museo de Miguel Unamuno.

Dedicado a los  amigos de la literatura. 

Algunas de las  perlas que rescaté de las muchas distribuidas a lo largo de su aposento.


“Mi objetivo es agitar y molestar a la gente. No estoy vendiendo pan; estoy vendiendo levadura.”

Miguel de Unamuno


Fuerteventura

Durante los primeros días, Unamuno reflejó esta opinión en sus primeros artículos escritos en la isla, describiéndola como:

“Esta infortunada, donde entre la apacible calma del cielo y del mar escribo este comentario, mide en lo más largo, de punta Norte a punta Sur, cien kilómetros, y en lo más ancho, veinticinco. En su extremo Suroeste forma una península casi deshabitada, por donde vagan, entre soledades desnudas y desnudeces solitarias de la mísera tierra, algunos pastores.”


A pesar de su primera impresión, Fuerteventura estaba siendo descubierta por una de las más grandes personalidades de España, lo que dio pie a su historia como leyenda, gracias a que un periodista anónimo proclamó su fama en un artículo a raíz del destierro del escritor:

‍“Hoy el nombre de Puerto de Cabras no es desconocido en ambos mundos, y hasta lo repiten millones de labios y lo escriben […] las más prestigiosas plumas de la literatura contemporánea.”

Unamuno vivió durante cuatro largos meses en esta isla, y su estancia fue considerada como un fracaso del Gobierno, pues el escritor no estaba dispuesto a que el Dictador y los partidos extremistas le quitaran lo que más tarde se consideró como una fuerte aventura quijotesca.

Ahora bien, su vida durante el tiempo confinado, casi se puede reconstruir día a día, gracias a las confesiones en formas de verso y prosa que escribió durante los primeros meses de destierro, que más tarde añadió en su obra De Fuerteventura a París (1925).

Además, también se publicaron sus escritos en periódicos como “Nuevo Mundo”, de Madrid, en “Caras y Caretas” de Buenos Aires y en “El Tribuno” de Las Palmas, que contaban algún que otro dato interesante más, a los que se les unían sus cartas, sus declaraciones e incluso testimonios de personas que convivieron con él durante la estancia.


"Mi pleito personal

como el doctor Primo de Rivera y Orbajena, General y supuesto dictador, ha hablado varias veces de despechados, refiriéndose entre ellos seguramente a mí, voy a empezar ahora y aquí hablando de mí situación individual y personal, más personal que individual.

Debo, ante todo, rechazar la especie de que mi campaña obedezca a un pleito individual mío con el rey o con la tiranía pretoriana que él trajo a España.

ni puede decirse que sea yo un perseguido.

Mi confinamiento en la isla de Fuerteventura_ i dios la bendigai - se debió a mi voluntad. Supe el acuerdo con tiempo suficiente de huir a Portugal antes de que se me detuviera en mí casa, y tampoco quise acudir al Gobierno Militar de Salamanca a preguntar los motivos del extrañamiento _ hasta hoy no me los han declarado_;

iniciando así el dialogo, que es lo que, sin duda, buscaban los tiranuelos.

Y en llegando a Cádiz manifesté que tenía trazado mi plan, consistente en no huir, no preguntar las razones o sinrazones de la medida tomada contra mí y no pagar gasto alguno.

Y así lo cumplí. En los ocho días que estuve en Cádiz confinado en un pequeño hotel, no recibí más que una sola visita de sujeto que llegase de fuera a verme, y fue la de Miguel desgracia la de mí nombre_ Maeztu, muy desventajosamente conocido en mí villa natal y compañero de negocios_ sucios, por supuesto _ del gran negociante _ a las veces en sangre humana_ Severiano Martínez Anido.

Fué, de seguro, a ver si hallaba resquicio para entablar el arreglo. Porque ya para entonces los tiranuelos se habían dado cuenta de su torpeza y buscaban, como en lo del Marqués de Cortina, la componenda.

Y es que son tan brutos, han vivido tan al margen de la vida cultural de España, que era y sigue siendo posible que un Español se haga, como me he hecho yo, una reputación mundial, adquiera autoridad en todo el mundo civilizado y aún más allá de los países de lengua española, sin que ellos se enteren."

Miguel de Unamuno, dos discursos y dos artículos

Editado por editorial "Historia Nueva", Madrid, 1930



























Horizontes majoreros