viernes, 22 de mayo de 2020

Desde Telefónica Gran Vía a Tenerife

Nunca voy a olvidar ese paseo por Madrid que nos describe hoy Justo Sotelo. Fue en Telefónica Gran Vía desde donde un día de mayo de 1987 trasladé mi vida laboral a Tenerife.Esta maravillosa descripción la incorporo a mi hemeroteca y la guardaré como oro en paño. 
PD Justo ya me pasarás la cuenta por los derechos de autor.

"Una canción de amor y un cóctel en Madrid".
Me gusta pasear por mi ciudad. Hacerlo temprano, cuando las horas huelen a nuevo y los pájaros solo piensan en cantar sin imaginar un mañana. Todo el mundo tiene su propia Gran Vía y su Plaza Mayor, incluso una Puerta del Sol improvisada en cada rincón del recuerdo y de la memoria. Deteniéndote en la plaza de Callao antes de continuar tu camino hacia la Plaza de España y saludar a las esculturas inamovibles de don Quijote y Sancho que esperan a cualquier español a la vuelta de la esquina, mientras piensas en las luces de los cines y los teatros que ya no existen. Deletreando cada sílaba de los libros que te comprabas en Doña Pepita, en la calle de los Libreros cuando los libros eran de papel, o un poco más arriba, en la Casa del Libro, donde te llevaban tus padres de la mano de pequeño para enseñarte a leer. Antes habías pasado sin darte cuenta por una coctelería del principio de la calle a la que iban a emborracharse Ernest Hemingway, Grace Kelly, Rita Hayworth, Frank Sinatra y Ava Gardner, o eso decían algunos, tal vez porque el mundo nunca ha sido perfecto, salvo el rostro de Ava. Una vez ella me dijo que era un sueño recorrer conmigo en coche la Gran Vía mientras Sinatra cantaba "I'm a Fool to Want You". Ahora voy a repetir el paseo de ayer, concentrado en esas tres fotografías de los tres fragmentos de la calle que más camino de mi ciudad, el ascendente de Chicote, el horizontal de la Casa del Libro y el descendente de los cines, tal vez el Palacio de la Música, imaginando las míticas peleas entre Ava y Frank, y sus continuas reconciliaciones. Por eso su amor fue una cosa diferente, siempre lo es cuando hablamos de un amor de película. Después de aprender a leer, aprendí a vivir en el interior de una película mientras ella me servía un cóctel al atardecer, una combinación de whisky escocés, brandy, cherry brandy Herrings, Ginger Ale Schweppes, twist de naranja y stick guinda luxardo.
Y alguien cantaba una canción en mi terraza de Madrid:
https://www.youtube.com/watch?v=6UwPXEKT7PY

No hay comentarios:

Publicar un comentario